Las barrancas de Amanalco son las que definen las singulares características de nuestra ciudad. Han influido en su historia y en su desarrollo urbano, son factor determinante de su belleza y sobre todo su clima.Las barrancas del Edo. De Morelos tienen su origen en el cataclismo que sacudió esta parte de nuestro país hace más de 40 mil años, cuando se forma la cordillera del Ajusto con sus más de doscientos cráteres.
Casi todas las barrancas de Cuernavaca trazadas por la lluvia sobre arena o ceniza bajan sobre arena o ceniza bajan de noroeste a sureste. Hay en sus orillas numerosos manantiales producidos por los suelos permeables de la cordillera, dando origen a barranquillas.Por las características del suelo de los alrededores de Cuernavaca que es casi todo lo que llamamos tepetate, se formaron gran cantidad de estas barrancas que bajan desde los picos de Cempoala o nacen al norte de la ciudad, atravesándola a una profundidad impresionante.
Muchas barrancas han desaparecido; con los métodos modernos de construcción han sido tapadas y al cambiar los cursos de agua pluvial han terminado por rellenarse. Hoy gracias al H. Ayuntamiento se han recobrado las 2 barrancas principales, libres de basura y drenajes, y no solo eso sino que podemos recorrerlas sin peligro por andadores y puentes colgantes.Los nombres de las barrancas cambian aveces por tramos tan cortos como hay de un puente a otro.
Las principales y que flaquean la antigua Villa de Cuernavaca son: Amanalco al oriente y analco al poniente.La barranca de Amanalco, profunda y estrecha, fue siempre defensa natural de la ciudad por el oriente. Esta barranca nace donde se unían dos o tres barranquillas abajo del actual Estadio Centenario, y comienza a ahondarse donde están los cuarteles de la 24º- zona militar entre Domingo Diez y Zapata después baja hasta Temixco donde se une con los que vienen del poniente.